Año 2014, era digital.
300 números de periodismo, de información de calidad, de actualidad y de generosa imparcialidad, es mi balance personal de un medio al que admiro, del que aprendo constantemente y al que le estoy muy agradecido por tantos y tantos años de cobertura en mis diferentes proyectos profesionales.
Es un honor escribir estas breves letras en un número tan especial, en un número histórico, lleno de importantes firmas, de grandes campañas e interesantísimos relatos de magníficos profesionales, tanto del mundo de las agencias como del anunciante.
Tengo 40 años, y obviamente no soy un nativo digital. Reconozco que no me fue muy difícil adaptarme a las nuevas tecnologías y a los imparables avances de la era digital. Desde el primer momento, entendí que algo grande estaba pasando, recuerdo como en mis inicios de bono metro, cheques comida y One Show prestados, se vivía intensamente en nuestra Industria la transición hacia lo digital y como todos los grandes grupos publicitarios, comenzaban una desenfrenada carrera para cubrir las oportunidades que presentaba ante todos, el mundo on-line.
Se creaban departamentos multimedia, se contrataban profesionales y se compraban agencias que destacaban en esta disciplina (¿que tiempos verdad?). Lo único importante era que cada gran grupo tuviera su agencia o su estructura on-line para poderlo pregonar a los cuatro vientos entre los anunciantes y en los medios de comunicación del sector. La historia volvía a repetirse, era como revivir lo que hicieran años atrás, cuando tuvieron que dar respuesta a la fiebre del below the line.
Hace 15 años, todos los que trabajábamos en la industria de la publicidad, vivimos una revolución, un cambio en las herramientas de trabajo (recuerdo que se empezaban a utilizar las cámaras de video digital en los rodajes de los anuncios) y el uso de nuevas metodologías que afectaban a nuestro día a día (el empleo cada vez más frecuente de los bancos de fotos digitales) circunstancias que generaban nuevas oportunidades y nuevos campos a explorar.
Que los primero años de tu carrera profesional se vean marcados por todos estos cambios, en mi caso ha supuesto una enorme ventaja, ya que me abrieron los ojos hacia una comunicación universal desde el principio y no a encasillamientos o especializaciones. Un creativo, tiene que tener una actitud nueva y diferente hacia todas las cosas, hacia todas las artes y ciencias. Menguarse en una disciplina, a parte de restarte visibilidad y perspectiva global, es un error estratégico como ha quedado más que probado. Todavía 15 años después, andan muchos de los grandes grupos, intentando redefinirse como empresas y lo que es peor, intentando sincronizar y poner al servicio común a sus trabajadores, compañeros de siglas corporativas completamente desconocidos. Creativos que bucean en youtube sus jornadas laborales en busca de un video que les salve su incapacidad para escribir historias jamás antes contadas.
Yo siempre he entendido este negocio como un único ser, como una única disciplina, como un todo: VENDER.
Venderme a mí mismo para que mis ideas llegaran a tener peso, vender a mi agencia para atraer a nuevos clientes, vender las marcas de mis clientes para que éstos ganen mucho dinero y así, vuelta al principio de todo, que no es otra cosa que seguir vendiendo nuestras ideas, sin importar disciplinas, importando el todo: Vender.
No seré yo quien ataque a las nuevas tecnologías, a los nuevos canales y a la era digital. Mucho nos han dado y muchas son las facilidades que no ofrecen en nuestro día a día, tanto en el ámbito profesional como personal. Es un avance histórico, un progreso definitivo, lleno de ventajas y posibilidades.
Como he dicho, no atacaré el mundo digital, pero tampoco seré yo su abogado defensor. Muchas causas pendientes tiene abiertas el mundo on-line y pienso que sería justo que pagara por ellas.
Estas palabras, tienen como única misión ser un artículo de opinión, así que para que pueda conocer un poco más al autor de las mismas; amigo lector, le confesaré que aún hoy después de tantos años de profesión, cuando apago el ordenador cada noche en mi agencia, me sigue gustando ir a tomar unas cervezas con los compañeros, a los que me gusta cuidar personalmente y mirarles a los ojos mientras nos reímos. Por eso quizás aún no tenga facebook y si grandes amigos.
Me declaro abiertamente un enamorado del olor de las fotografías recién reveladas, al tacto del papel en mis dedos al pasar las páginas de un libro, a la inmensa grandeza de la opera, a contemplar horas un mismo cuadro en un museo, a jugar al golf exclusivamente con tee´s de madera, y sobre todo, a pensar y escribir titulares con un bolígrafo en un cuaderno.
Mis gustos y preferencia quizás estén poco relacionadas con la era digital, quizás me siga gustando escribir cuñas de radio, diseñar etiquetas de productos y escribir anuncios antes no contados, pero como no estoy encasillado, ni vivo en el pasado, puedo prometer y prometo que me siento inmensamente afortunado por haber visto reconocido el trabajo de nuestra agencia Parnaso, en las disciplinas de mejor web, mejor campaña de marketing on-line, mejor producción multimedia y mejor publicidad en Internet en prestigiosos festivales nacionales e internacionales en los últimos años, que comparte vitrina con sus compañeros de mejor logotipo, mejor campaña global, mejor packaging, mejor spot, mejor gráfica, mejor acción de marketing directo, mejor acción de street marketing, mejor environg marketing y mejor cuña de radio. Porque todos son premios de una misma cosa, EL USO DE LA COMUNICACIÓN PARA VENDER.
Como estas letras llegan a su final, haré mi ultima confesión, me gusta escribir en silencio, así que voy a darle a control + G para guardar el texto y pulsar el ON de mi nuevo ipod para escuchar un clásico, AC/DC. ¿contradicción?.
Gracias Daniel, por una nueva hoja en blanco. Felicidades por la calidad y por 300 números.
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